CASTILLO DE UCERO ARQUITECTURA

ARQUITECTURA DEL CASTILLO DE UCERO

El castillo de Ucero se levanta silencioso en una colina, a sus pies transcurre apacible el río Ucero, en la provincia de Soria. Para acceder a él hay un sendero que sale del pueblo y nos lleva al pie de las murallas del viejo castillo. Mientras subimos aún podemos ver pequeños lienzos de lo que antaño fue una muralla que protegía la zona donde se guardaba el ganado y vivía los vasallos del castillo. En el centro de la fortaleza señorial, desafiando al paso del tiempo nos vigila su torre del homenaje.

Antes de seguir avanzando podemos contemplar el entorno geológico que nos envuelve, estamos sobre un terreno de calizas nodulosas (tienen nódulos donde la concentración de carbonato cálcico es mayor) de la época del Cretácico superior hace alrededor de 100 millones de años, sus colores van del gris claro al crema. Estas rocas contienen fósiles en su interior si las vamos observando quizás podamos encontrar alguno, los estudiosos han encontrado equinodermos ( erizos), rudistas (moluscos biválvicos) y ostreidos (como ostras) . Los sillares del castillo están construidos con este tipo de caliza, según un estudio de Miguel Fraile, los materiales utilizados proceden de las inmediaciones, enfrente a la entrada, y de las rocas que sacaron de los fosos y del propio castillo.


Nos encontramos ante una fortaleza del siglo XIII que ha sufrido el paso de 800 años pero que aún se levanta altiva en estas tierras sorianas. Su perímetro es difícil de seguir debido a que quedan pocos lienzos de las murallas pero historiadores e investigadores han trazado un posible límite a este enclave. 
El plano del castillo según el libro de Alejandro Aylagas sería así:

He encontrado un video hecho con un dron, con unas vistas espectaculares,¡ a volar! sobre el castillo de Ucero, antes de adentrarnos en él.



En este recinto amurallado, claramente se pueden distinguir dos partes, subiendo a la izquierda una esplanada donde hay una iglesia derruida y el recinto de la villa donde vivían los campesinos. A la derecha la fortaleza señorial donde se levanta con orgullo, la torre del homenaje y estaban las estancias principales.

UNAS MURALLAS CON HISTORIA


Las murallas del castillo hablan de su larga trayectoria a lo largo de los siglos, muchas de ellas han sucumbido al paso del tiempo y solo son montañas de piedras, pero otros lienzos permanecen plantando cara al paso del tiempo.


En otros castillos nos encontramos con murallas defendidas por cubos y torres adosadas, esta es una muralla sencilla pero que cumplía con su propósito proteger a los habitantes del castillo.

Este castillo durante su larga vida pasó por muchas manos desde el siglo XIII que se inició su construcción bajo el señor de Juan Gónzales de Ucero hasta el final de sus días que fue propiedad de los Obispos de Osma, hay documentos que demuestran que el castillo se vendió a los obispos en 1302. Todos los ocupantes de castillo hicieron reformas para acomodarlo a sus necesidades reforzando las murallas y la fortaleza para defenderse de los múltiples conflictos de la época.
Alla por el siglo XVII los habitantes del castillo se fueron estableciendo fuera del recinto, ya que al disminuir el peligro de guerra ya se podían asentar fuera de la fortaleza. 
El castillo permanecía bien cuidado en las manos de la mitra de Osma, hasta 1668 que hubo un incendio que se consideró intencionado, a partir de este momento, los obispos dejaron de mostrar interés por este lugar, y poco a poco sus murallas se fueron cayendo sin que nadie las recompusiera. 
El castillo pasó al poder del estado el 28 de noviembre de 1966.
Si quieres conocer más de su historia te recomiendo :historia
Si observamos la muralla, podemos ver que se construyó a base de tres hileras de piedras, de tamaño mediano y pequeño, cuyo hueco interior se rellenó de guijarros y mortero, constituyendo así un buen muro defensivo. La anchura varía según la zona de uno a dos metros según las necesidades defensivas. 
Si rodeamos el castillo veremos que en la zona norte hay un acantilado hacia el río Ucero y los muros no necesitan ser muy anchos, en cambio en la zona oriental es de fácil acceso y los muros son más gruesos.


Podemos seguir la muralla de esta fortaleza para que nos cuente su historia, para poder adivinar como vivieron entre sus muros.
Subiendo por el camino que nace en el puente del río Ucero, en el pueblo del mismo nombre, llegamos después de una pequeña subida a deslumbrar la fortaleza , sin ninguna dificultad, y nos encontramos con la muralla oriental y su contra muralla. Esta zona está muy protegida porque es de fácil acceso y los muros son más amplios. Aquí nos encontramos con la puerta de acceso a la fortaleza.

A la izquierda de la puerta podemos ver trozos de lienzos hechos con piedras pequeñas y mortero. La muralla está muy derruida como podemos observar, pero antaño estos paredones protegían una esplanada donde vivían y cultivaban los campesinos de la época, al amparo del señor del castillo.















A la derecha de la puerta continua la muralla que está mejor conservada y como podemos ver hay una contra muralla porque interesaba proteger muy bien esta zona porque era donde vivían los nobles y más tarde los obispos.


Dentro del castillo podemos ver restos de esta muralla oriental y pasearnos por la esplanada mientras nos dirigimos a la iglesia. 
En esta zona se encuentran muchas piedras amontonadas que en el pasado pertenecieron a la muralla. Durante muchos años los campesinos de Ucero usaron este recinto interior para cultivar y pastar su ganado y también utilizaron para sus casas las piedras de esta muralla. Por lo tanto ahora podemos comprobar que casi está desaparecida.


En la zona meridional donde se encuentra la ermita, casi no se encuentran restos de muralla, la zona es escarpada y de difícil acceso, por tanto la muralla era de menor grosor. Si nos acercamos al precipicio podemos comprobar que aún quedan algunos lienzos.


Si nos asomamos a la ladera podemos ver Ucero y si tenemos suerte y está atardeciendo el paisaje no tiene desperdicio vale la pena sentarse sobre una roca y ver como el sol se esconde entre "las morras".

En la zona sur no hay muralla porque hay una fuerte pendiente y no era necesario defender esta zona con una muralla, posiblemente hubo un muro, para cerrar el recinto. Si nos acercamos al muro interior del castillo veremos una gran pendiente de difícil acceso y al fondo la vega del rio Ucero.


Desde este muro interior, si miramos hacia el río,  se puede ver el centro de interpretación del Parque Natural de Rio Lobos que hace unos años fue una piscifactoría donde se criaban truchas para abastecer los ríos de la provincia.


Desde este balcón improvisado se puede ver un sendero que conduce a un túnel que se abre en mitad de la ladera y se dirige hacia el río. Gran parte de él está derrumbado pero podemos encontrar algún tramo en buen estado.
Por fuera de la muralla también se puede ver el inicio del túnel que entra en el castillo, desgraciadamente no se ha excavado y no se puede saber su recorrido. Este túnel es una antigua mina que desciende hasta el rio.


 
Los más valientes con ayuda de una linterna pueden descender por el sendero y entrar en estos pasadizos misteriosos. Si entramos podremos a los pocos metros dejar las linternas porque hay unos orificios por donde entre luz del exterior. Estos pasadizos comunicaban el castillo con el río y así podían obtener agua con facilidad, sobre todos en épocas de asedio. 


Se trata de un túnel construido con piedras calizas unidas por mortero. El tramo final se taponó para evitar accidentes como el que ocurrió en 1742 cuando un vecino de un pueblo cercano cayó al pozo y murió ahogado.

La fortaleza señorial se encuentra en el ángulo nordeste, se puede apreciar una enorme pared y a sus pies un foso. Es buen momento para pararnos delante y observar que era un lugar de difícil acceso. La muralla esta llena de pequeñas arpilleras que nos hace pensar que en tiempos pasados allí vigilaban atentos guerreros que podían impedir el paso a la fortaleza.


LA FORTALEZA SEÑORIAL

La fortaleza presenta una forma irregular como se puede ver en el plano, el acceso al patio interior se realiza por una rampa y se accede por un puente de hierro instalado hace pocos años.

   
La entrada al castillo está en el ala oriental, y es la zona más vulnerable ya que da a los caminos por donde se podía acceder al cerro. Se accede al castillo por una rampa y una gran puerta.


Esta entrada fue reforzada porque faltaban muchos sillares que posiblemente los vecinos se llevaron para construir sus casas.


Este arco de entrada como vemos, ha sido reforzado en una intervención que se ha realizado en el 2014, para afianzar la fortaleza.
Encima del arco se encuentra un escudo blasonado del obispo Honorato Juan que es del siglo XVI, un antiguo propietario del castillo-
Si miramos hacia arriba en la entrada podremos ver donde estaba anclada la puerta de la fortaleza.


La puerta seguramente contaba con un rastrillo para evitar a los intrusos, como se muestra en este dibujo.
A la izquierda de la puerta se encuentra un corredor por donde podemos pasear y observar las altas paredes de la fortaleza.

Antes de la restauración cuando no existía el puente de hierro que daba acceso al recinto interior los vecinos entraban por un agujero que se encontraba en este muro, desde adentro se puede observar este orificio actualmente cerrado.
Así se veía hace unos años
                     
En esta puerta se cree que había un puente de madera que salvaba el foso que había, ahora cubierto de cascotes.
Siguiendo un estrecho foso interior llegamos a una rampa que nos dará acceso al interior de la fortaleza.

Se accede ahora, dentro de la fortaleza a través de un puente de metal que fue puesto en el 2014 que sustituye al primitivo puente de madera que debía existir en la época medieval. Se cree que este puente cuando el castillo estaba ocupado era retráctil.


Antes de acceder a la fortaleza por la rampa de acceso al puente podemos ver, a nuestra derecha, un muro con aspilleras, las que son más circulares seguramente se emplearon para usar armas de fuego.
Si nos asomamos por los agujeros de las aspilleras podemos ver la zona donde vivían los campesinos y las tropas. 
Al frente se puede observar la derruida iglesia. También podemos salir, en dirección de la Ermita, por una obertura que hay al final de la rampa, posiblemente era una antigua puerta que daba absceso a la meseta donde vivía el pueblo y los soldados.

Al final de este tramo de rampa nos encontramos con una torre circular defensiva, desde este cubo artillero vigilaban el camino de la zona oriental que era la más vulnerable.


Subiendo por la rampa a la izquierda podemos ver las ventanas de las habitaciones señoriales y la torre del homenaje. Desde este punto hay que ir observando la torre con sus ventanas ojivales, bien conservadas.


Una buena foto de las ventanas, done se observa que las ventanas están adornadas con puntas de diamante (como algunas de las de la cercana Ermita de San Bartolomé) y cabezas humanas. Existe una columna que la divide en dos partes, estas ventanas se las llama ajimezadas.



Si seguimos observando esta torre nos encontraremos con la diablesa, la gárgola mejor conservada de la torre.
Cuenta la leyenda que la diablesa planea por las cercanías del castillo y la villa de Ucero, al acecho de los niños que no se portan bien, más de un niño ha comido de forma acelerada ante el temor de que la diablesa llegara hasta sus casas.

Otra leyenda cuenta que cuando hay tormentas, la zarramoca vuela por estos lugares y hacer sonar sus rugidos con fuertes truenos.
Así que nuestros antepasados niños, cuando se acercaban a la torre del homenaje no miraban con buenos ojos a esta gárgola que lleva entre sus garras a un niño.
Una buena fotografía habla por mil palabras, como se puede ver es una figura amenazante, con cuerpo de águila y orejas, entre sus garras tiene un par de serpientes y debajo un hombre con túnica que sostiene un libro.

Buscando simbologías en el cristianismo el águila representa San Juan Evangelista, la fuerza del Evangelio y que tenga a unas serpientes atrapadas, puede significar que son el mal. El bien atrapa el mal. Todos son símbolos para quien levantará la mirada hacia la torre que se levanta en medio del castillo, donde vivían los poderosos.

Esta torre está muy bien protegida como podemos ver en el dibujo

Era la zona donde vivieron los señores nobles y más tarde los obispos, para protegerla hay tres murallas, siendo la última donde está adosada la torre. Era un lugar donde a pesar de que hubiera enfrentamientos era difícil de acceder y por tanto fácil de proteger.

LA RESIDENCIA SEÑORIAL

Tras pasar la puerta que da acceso a la fortaleza señorial, se puede acceder al patio de armas y a la izquierda hay un pequeño pasadizo hacia donde antaño estaban los soldados que vigilaban la puerta, que daba acceso al foso de entrada. Te puedes asomar con precaución.
Así era antes la entrada

Ahora se encuentra la pared restaurada, como vemos en esta fotografía.


Entramos al patio de armas  y la residencia de los grandes hombres y mujeres que vivieron aquí durante tantos siglos desde su primer señor conocido, Juan Gonzales de Ucero en 1212 que lo dejó en herencia a su hija y fue pasando de una generación a otra hasta que fue comprado en 1302 por el obispo de Osma Juan Ascaron y permaneció en la propiedad de la mitra de Osma, hasta que pasó a manos del Estado.


Gracias a un informe realizado en el siglo XVI, cuando el castillo pertenecía al obispo se conoce como era la distribución del castillo y que bienes había (si quieres estar más enterado de este asunto puedes leer el libro " El Castillo" de Alejandro Aylagas).
Se entraba a la zona residencial por una puerta, en el primer piso, que daba  a un corredor lateral y se entraba al patio de armas que hacía de distribuidor de las estancias. 

Los edificios que rodean al patio tenían dos plantas y un desván. Se pueden observar, desde el patio de armas, los agujeros de los asentamientos de las vigas del piso superior.

Las estancias daban por un lado al patio de armas y por el otro al exterior del castillo.
A la zona noble de la torre se accedía por el paso de ronda y en su interior había un forjado de madera con escaleras que posiblemente eran móviles. En el interior de la torre se pueden observar todavía restos de maderas.

Había en esta torre, una sala principal, donde el obispo recibía a sus invitados, cuyas ventanas daban al río Ucero, también había otras habitaciones anexas e incluso retrete.
Si miramos hacia arriba podemos ver que la torre está abovedada, con una crucería sencilla, y en su intersección hay un cordero, Agnus Dei.

Estas nerviaciones acaban en unas ménsulas. Todas tienen misteriosos personajes
En esta se puede observar a dos hombres con hábito y las manos levantadas al cielo.
En otra vemos dos hombres en este caso con ropas más cortas y brazos caidos.

Los estudiosos creen que estas figuras simbólicas transmitían un mensaje a los monjes templarios y que posiblemente fueron ellos los que las mandaron tallar.
Se pueden observar al lado de la torre del homenaje unas ventana que correspondían a otras habitaciones principales.


En el año 2023, han realizado una intervención en el castillo y el aspecto de la torre ha quedado modificado.

 
Así era la parte superior de la torre antes de la intervención
Después de la intervención
Durante la restauración


También hay que destacar entrando al patio de armas a la izquierda  hay una torre, que se puede acceder, que fue la cárcel de la fortaleza.

Esta torre redonda estaba dividida en dos plantas y terraza. Había una escalera de piedra que comunicaba los niveles. Se entraba a la torre por el primer piso. 
Según el investigador Alejandro Aylagas había un pozo ciego que hacía la función de cárcel y a los presos de descolgaban desde el primer piso. Se utilizó sobre todo en la época de cuando el castillo perteneció a los obispos, ya que se han encontrado documentos donde dice que algunos "capellanes revoltosos se les enviaba a la fortaleza de Ucero".
En el patio estaba la cocina, que en la actualidad apenas se puede distinguir y el aljibe que se pueden apreciar un tramo abovedado, no es muy grande para ser el único deposito del castillo, pero se cree que no se necesitaría más debido a que había un túnel que permitía bajar al rio a por agua.

Al lado del aljibe se observa aún el resto de una escalera que daba acceso a la zona palaciega y al adarve. En el informe del siglo XVI se indica que subiendo esta escalera a mano derecha se encontraban las habitaciones del señor obispo.
Aunque no hay pruebas escritas los investigadores creen que la campana que hay en la parroquia del pueblo se bajo de aquí , del castillo.

Como ya he mencionado, existe un corredor por donde los habitantes del castillo bajaban al río para abastecerse de agua. Para observar estos túneles debemos salir del castillo y dirigirnos hacia la ladera.


Interior del túnel, donde se puede observar la piedra excavada de forma tosca.


Alrededor del patio de armas se encontraba unas habitaciones que hacían de granero y otras de cuadras.

LA TORRE DEL HOMENAJE
La torre se levanta altiva y en muy buen estado en el patio de armas. Ha mejorado su aspecto desde la intervención para consolidarla. Esta foto apareció en los medios de comunicación.

Se trata de un edificio construido con sillares como podemos observar desde el exterior. Y cuando nos adentramos en la torre podemos ver su bóveda gótica de sillería formada por cuatro arcos que arrancan de repisas esquineras donde hay representaciones que parecen ser las imágenes de los cuatro evangelistas. Donde se cruzan las nerviaciones hay un medallón con la figura de un cordero con orla dorada. Como hemos indicado anteriormente. Durante un tiempo, se creyó que era de oro y algunos "mozos" del pueblo se aventuraron a subir hasta allí arriesgando su vida. Desgraciadamente se dieron cuenta que no era de oro.
        
Actualmente se entra por unos huecos por la parte inferior, pero en verdad se entraba a través de una escalera a una altura mayor.

La torre constaba de tres pisos comunicados por escaleras de madera y en el último se encontraba la capilla. En la última planta sale una escalera de piedra hasta el tejado.

Basta entrar en la torre y levantar la cabeza para ver los mechinales donde se sujetaban las vigas de las diferentes plantas de suelos de madera.
La iluminación de la torre se recibía de varias aspilleras y ventanales, actualmente algunas aspilleras están tapiadas y algunas ventanas estaban deterioradas.

En la parte superior hay dos ventanales uno orientado al norte y otro al sur, el ventanal que da al patio de armas está bien conservado después de ser restaurado, se puede observar que hay una columna central donde el capitel está adornado con hojas de trazado puntiagudo. 

La torre en su parte superior está rematada por ménsulas y gárgolas. La gárgola que está en dirección al pueblo, la diablesa como es conocida popularmente, presenta un cuerpo de águila y entre sus garras aparece una figura humana que sostiene un libro entre sus manos.

 Podemos observar la ventana en su parte superior tiene dos arcos con puntas de diamante y dos pequeñas cabezas humanas.
Está ornamentación se parece mucho a la Ermita de San Bartolomé sita en el Canon de Río Lobos, que claramente es templaría. Ante este hecho algunos historiadores e investigadores se plantean si este castillo está ligado de alguna forma con la orden del temple. Aquí te muestro la ventana para que tú opines.

Hay otra gárgola pero está más destrozada, no se distingue muy bien pero hay dos figuras humanas en su base.

                                   ESPLANADA Y LA IGLESIA
Desde el interior del castillo se puede salir a la esplanada donde se asentó la población de Ucero, poco a poco a medida de que las guerras cesaron y que ya no necesitaban la protección de los nobles se fueron asentando en los arrabales del castillo donde ahora se encuentra el pueblo.


Como cuenta Alejandro Aylagas en su libro "El Castillo de Ucero", en el año 1596 "sólo residían en la villa el cura, el sacristán, el escribano, el herrero, un tejedor y una viuda que regentaba el reparto de vino". Los campesinos ya ocupan el arrabal mientras que los artesanos se negaban abandonar el cobijo del castillo.
Se puede considerar que el siglo XVII está villa dentro del castillo fue poco a poco abandonada. Gran parte del material de las viviendas fue extraído para construir las nuevas viviendas a las orillas del río. Si paseamos por esta meseta, podemos ver motones de piedras abandonadas y trozos de tejas de las techumbres, recordándonos que en otro tiempo aquí hubo viviendas de campesinos y soldados.


Hay documentos del año 1651 donde pone que se bajaron tres carretas de tejas del castillo, para construir la nueva fragua del pueblo. No es de extrañar que la Ermita esté casi derruida.
Al final de la esplanada se levanta la Iglesia, en este momento muy ruinosa.

Es un edificio sencillo de unos 26m de largo por 10 m de ancho. Presenta una sola nave con un ábside semicircular.

La construcción es sencilla como se puede ver está construida con cantos pequeños y mortero, y tiene sillería en las esquinas de la nave.


El tejado era de madera y posiblemente a dos aguas, ahora no se conserva. Y seguramente tenía campanario. Se cree que las campanas de la Iglesia Parroquial pertenecían a la Ermita.


En el interior del templo se pueden observar dos hornacinas y las paredes tienen enlucidos.



La datación de la iglesia al ser de origen románico se cree que es del siglo XII al XIII, hay incluso estudiosos que afirman que fue fundada por la orden del temple y corresponde al misterioso monasterio de San Juan Otero. Se cree que la fortaleza estuvo vinculada a la Ermita de San Bartolomé de origen templario. Los historiadores siguen investigando ante el misterio que siempre envuelve a los templos templarios.

Después de un paseo por este señorial castillo, siempre podemos quedarnos por los alrededores y descubrir las maravillas que rodean a este hermoso paraje soriano.

Bibliografía
Libro de Alejandro Aylagas El castillo de Ucero 
Arteguias, Ucero
Reharq.com Castillo Ucero
Castillos de Soria. com
Materiales de construcción en los castillos de Castilla y León. Miguel Fraile
https://oa.upm.es/22399/2/IGNACIO_JAVIER_GIL_CRESPO_b.pdf








       

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