LA ERMITA DE SAN MIGUEL DE GORMAZ
LA ERMITA DE SAN MIGUEL DE GORMAZ
La Ermita de San Miguel de Gormaz, se encuentra en la provincia de Soria, a la salida del pueblo de Gormaz, a 15 km del Burgo de Osma.
En verano hay un horario de visitas y su entrada es libre. Para saber el horario se debe preguntar en las oficina de turismo del Burgo de Osma.
Ermita de San Miguel |
Se encuentra en la falda de la colina donde se levanta el majestuoso el castillo califal de Gormaz. Está a las afueras del pueblo. Tras varias décadas de abandono ha sido restaurada y se puede visitar y contemplar sus magnificas pinturas románicas.
La arquitectura de esta ermita es sencilla, construida con mampostería menuda y encofrado de cal y canto. Su edificación se llevó a cabo en el siglo XI. Se cree que su origen primitivo fue visigótico, aunque fue destruida por los musulmanes. Tras la reconquista definitiva de estos territorios por el rey Fernando I y la fundación del pueblo de Gormaz, la ermita fue reconstruida.
En 1966 se iniciaron excavaciones arqueológicas, antes de restaurarla. Se encontró en el exterior y debajo del pórtico un cementerio.
Necropolis de la Ermita |
En estos enterramientos se han encontrado monedas, seguramente tenían la costumbre pagana, de acompañar al muerto con monedas para que pudiera pagar al barquero que lo conducía al paraiso. Se ha identificado en las monedas rostros de algunos reyes como Alfonso X, Alfonso XII y Entique II, que fueron soberanos entre los siglos XIII y XIV.
Después del estudio arqueológico se ha podido observar que el templo ha sufrido diferentes reformas a lo largo de su existencia.
Diferentes reformas que ha sufrido a lo largo de los siglos |
Fachada de la ermita |
Lateral de la ermita |
El arco de herradura es muy cerrado con los salmeres muy redondeados. Los salmares son las primeras piedras que se apoyan en las columnas antes de iniciar el arco. En el caso de un arco de herradura, los salmeres cumplen una función esencial en la distribución de las cargas y en el inicio de la característica forma curva de este tipo de arco. Son piezas esenciales para que se mantenga el arco.
Posible pila de bautismo |
Si levantamos la vista del suelo nos encontramos con unas espectaculares pinturas románicas que bien merecen nuestra atención.
Natividad. Se encuentra la Virgen estirada, al modo bizantino, y el niño en la cuna |
La escena de la Anunciación está muy deteriorada, distinguiéndose solo la cabeza del arcángel Gabriel y algunos trazos de la Virgen.
En la escena de la Visitación, se adivinan las cabezas de la Virgen y Santa Isabel, así como sus mantos, mientras se encuentran abrazadas en presencia de una figura masculina muy deteriorada, que podría ser, según la narración evangélica, Zacarías.
En la parte inferior se muestra un combate entre caballeros, donde aparece un personaje tocando el cuerno y otro con ballesta. Hacia la izquierda aparece un personaje que seguramente se trate de un santo, aunque no se conoce de quien se trata.
Personaje religioso desconocido con la mano derecha bendiciendo |
A la derecha están las Tres Marías, sujetando perfumes y señalando el testero, donde debería estar representada la Resurección.
Las tres Marías |
En el lado sur, aparecen los Reyes Magos y la matanza de los Inocentes, en la parte superior de la pared.
Mural de la pared sur |
En la parte inferior, se encuentran tres escenas, la primera es el Pesaje de las almas en el juicio final, con San Miguel y un diablo al lado de la balanza.
El peso de las almas |
A la izquierda están los que se salvan, se ven unas cabecitas en el regazo de Abraham, Jacob e Isaac.
Almas que se salvan |
A la izquierda los que van al infierno, hay una serpiente de dos cabezas que devora a dos personas. Representa una situación estresante de personajes devorados y rodeados por demonios, frente el cielo donde los personajes se muestran serenos.
Se representa el infierno |
Una puerta en forma de herradura, nos separa del ábside.
Puerta que conduce al ábside |
La bóveda de medio cañón de la cabecera presenta pintado un gran Maiestas Domini (Cristo Majestad) rodeado por una mandorla (es el ovalo dorado, que representa su divinidad), que a su vez está rodeada por numerosos personajes alados. Se piensa que estos pueden representar a los cuatro evangelistas y los arcángeles San Miguel y San Gabriel.
Pinturas del ábside |
Una atención especial se debe tener por las pinturas del testero del ábside, si hemos visto las pinturas de la ermita de San Baudelio entenderemos la conexión que hay entre ambas. Sobre la pequeña ventana podemos ver una paloma que representa al Espíritu Santo.
Espitiru Santo de San Miguel de Gormaz |
Esta paloma es igual que en la ermita de San Baudelio pero invertida la posición. Puedes entrar aquí para ver más información.
Altar y aspillera de Sn Baudelio |
En la parte baja están representados los veinticuatro ancianos del Apocalipsis. Estas pinturas son muy similares, como se puede observar en la foto, a las encontradas en la ermita de San Baudelio. También cabe destacar, sobre la ventana, un Cordero Místico (Agnus Dei) sostenido por dos ángeles, y, a los lados, se encuentran dos personajes bíblicos.
Cordero místico del altar |
Como podemos ver, estas pinturas representan un libro abierto de las creencias cristianas. Era una forma de informar a los fieles, quienes, en su mayoría, no sabían leer y, de otra manera, no habrían podido conocer las enseñanzas religiosas.
La falta de decoración a los pies de la nave sugiere que esta parte del templo pudo haber estado separada por cortinajes del resto del templo, creando dos ámbitos con funciones religiosas distintas. Es posible que este espacio final, estuviera destinado a los catecúmenos, como lo indica la presencia de una pila bautismal excavada en el suelo y una segunda puerta, por donde habrían entrado los catecúmenos.
Parte final de la nave |
La iglesia se dividiría en tres ámbitos: el ábside, reservado para los oficiantes; la nave central, destinada a los bautizados, posiblemente separados, los hombres a un lado y las mujeres al otro; y finalmente, en los pies de la nave, el espacio para los no bautizados, a la espera de recibir el bautismo y formar parte de la comunidad cristiana.
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