MONTFERRI, UN SANTUARIO ENTRE VIÑAS

 Cerca del pueblo de Montferri en la provincia de Tarragona en la comarca del Alt Camp, se encuentra el santuario de la Mare de Deu de Montserrat.


¿Qué hace un santuario de estilo modernista sobre un montículo rodeado de viñas ?, todo tiene su razón de ser basta con acercarse al santuario y la guía te explica porqué y cuando se construyó.

Montferri es un municipio pequeño su población es de unos 380 habitantes, a principio del siglo XX cuando se iniciaron las obras contaba más o menos con este número de habitantes, pocas personas quizás pero no se puede discutir que con espíritu emprendedor. 

Los habitantes de este pueblo dedicados al cultivo de la viña, cada año se trasladaban al santuario de Montserrat para agradecer a la Virgen su cosecha. Daniel Vives, que era jesuita y hijo de Montferri, en un retiro espiritual pensó que ya que era difícil llegar a este santuario para los habitantes del pueblo pero que podía hacer algo para acercar a la Moreneta a Montferri. Así que pidió a su hermano un terreno sobre una colina y habló con su primo Josep María Juyol, colaborador de Gaudí, y le propuso el reto de construir un pequeño santuario en las tierras cedidas al jesuita.

Daniel Vives

Así en 1925 se inician las obras gracias a los planos de Josep María Jujol y la colaboración de las personas del pueblo que ayudaron en la elaboración de los bloques que constituyen en edificio, cuando entras dentro observas que hay dos tipos de bloques los más primitivos donde se usó la grava del río cercano con cemento y los más modernos donde ya no se permitió coger grava del rio Gaià y se utilizó arena.

                                         Este molde usaban para hacer los bloques

El santuario es de estilo modernista, el arquitecto creo una edificación donde se recrea las montañas de Montserrat.











El edificio tiene una planta poligonal que representa un barco, cuya popa está dirigida hacia la montaña de Montserrat.

Delante del edificio el arquitecto diseño una gran plaza y como no tenía más espacio para el santuario lo elevo entre columnas por la parte de atrás.


Alrededor de la plaza hay una barandilla muy original, son somieres, se reciclaron somieres de hospitales, recubrieron de cemento y le dieron una bonita forma ondulada.

Cuando entramos al templo nos encontramos luz y color. Una nave con 42 pilares , con arcos parabólicos o catenarios, tan típicos de Gaudí y de la Sagrada Familía, por eso se le conoce este santuario como la pequeña Sagrada Família. Las cúpulas rememoran las montañas de Montserrat


Este santuario no se construyó por entero en el año 1925, porque después de seis años en 1931 se interrupieron las obras por falta de dinero y de la inestabilidad política de la época, poco después empezó en 1936 la guerra civil y el santuario quedó abandonado.
Así que la construcción quedó paralizada durante décadas hasta 1984 que se reanudó la construcción bajo la dirección de Joan Bassegoda Nonell.
Este arquitecto era director de la catedra de Gaudí, por tanto conocedor de primera mano de los trabajos de Gaudí y Jujol. Con la ayuda del ingeniero Josep Maria Llauradó y mosen Josep Maria Jane, iniciaron las obras. Se realizó la inaguración en 1999 a los 50 años de la muerte del arquitecto Josep Maria Jujol i Givert.

En su interior la luz entra por las coloridas vidrieras dando luz a la iglesia y al camerina de la Virgen que se encuentra en medio como en Montserrat hay una escalera a derecha e izquierda para subir.

Las barandillas tienen bellos detalles que representan las redes marineras

Mirar hacia el techo es una explosión de color y de desafío arquitectónico, tiene una altura de unos 27m y consta con 33 cúpulas recordando la edad que murió Cristo, y esta coronada por una cruz
Si te fijas bien puedes ver un cordero Pascual.

Para aligerar el peso de las columnas el arquitecto hizo unas ventanas triangulares. Y en las nerviaciones se construyó triángulos emulando la sierra de la canción del virolai "Rosa d'abril morena de la serra..." que es himno de la Virgen de Montserrat.

Para acabar esta visita nos dirigimos a la cueva que han recreado cerca del campanario, donde cada una de las campanas tienen nombre propio de las personas que donaron el dinero, siendo el artesano el mismo que realizó las campanas de Montserrat.



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