CULLA, un enclave templario


CULLA, UN ENCLAVE TEMPLARIO

Culla es una población de la provincia de Castellón, perteneciente a la comarca del Alto Maestrazgo. Viven pocos habitantes unos 500 y en su mayoría se dedican al turismo y a la ganadería. Es un pueblo con mucho encanto.

Por sus características geográficas, está situado encima de una colina, desde la torre del castillo, se tiene una panorámica de 360º de todas las tierras y montañas de alrededor. Es un lugar por tanto muy estratégico.

HISTORIA

Sus orígenes se remontan a la época prehistórica por los hallazgos encontrados en la zona, pero no hay información escrita prácticamente hasta el siglo XIII.

Hasta este siglo XIII estuvo bajo la dominación musulmana y en el año 1233 fue conquistado por Blasco de Alagón, y dos años más tarde (1235) el rey Jaime I, le dio al noble la villa y el castillo. Años más tarde Blasco de Alagón cedió la villa a su hija Constanza de Alagón casada con Guillermo III de Anglesola. Para repoblar la zona en 1244 concedieron la carta de población que concedía privilegios a la población, como poseer tierras y pagar menos impuestos, así la población acudía al amparo de los nobles poseedores del castillo.

Los descendientes de Guillermo III y Constanza vendieron el castillo a la orden del Temple en 1303, aquí se instalaron pocos años porque el papa Clemente V disolvió la orden. En otros lugares los bienes templarios pasaron a la orden de los Hospitalarios pero aquí el rey pidió al papa que pasaran a la orden que de Santa María de Montesa que estaba muy vinculada a el.

Hay muchas suposiciones sobre porque se instalaron aquí los templarios, unos opinan porque era un lugar estratégico entre la frontera de Aragón y los musulmanes, y era un buen lugar para expansionar el cristianismo. Otros porque era un excelente territorio para comercializar la lana y expansionarse por el Mediterráneo. Otros estudiosos como Atienza señalan que pertenece a un brazo de la cruz templaría situada en España.

En el siglo XIV se formó una institución interesante, formaron los diferentes pueblos de alrededor la Setena de Culla, comprando a la Orden de Montesa los derechos de explotación de los recursos forestales y ganaderos de la zona. Esta institución perduró hasta el siglo XIX. De esta forma el pueblo de Culla prospero.
 Hasta el siglo XIX no ocurren acontecimientos destacables en Culla. En este siglo se produce la desapropiación de los bienes del clero, la conocida desamortización de Mendizabal, los bienes del clero pasaron al Estado.
En España estalla en el s. XIX la guerra carlista entre los partidarios de Carlos, hermano del rey fallecido Fernando VII y los partidarios de su hija Isabel II que estaba apoyada por su madre y los liberales. La guerra llega a Culla en el añ0 1833 debido a ser un lugar muy estratégico por dar acceso a Morella y a Aragón. Después de duros enfrentamientos se llega al fin a un acuerdo de paz, pero en 1842 ,Espartero, decide dinamitar el castillo para evitar que vuelva a ser un refugio de rebeldes. De esta forma desaparece el majestuoso castillo que había permanecido en pie durante muchos siglos, en 2l año 2017 se ha iniciado una reconstrucción y gracias a ello, podemos intuir el esplendor que tuvo en otrs época.


Grabado de Culla realizado por Antonio José Cavanilles, en 1791. 


VISITA TURÍSTICA

Desde la Oficina de Turismo te ofrecen un recorrido por los lugares más emblemáticos de esta villa y vale la pena, porque da acceso a la Iglesia, la cárcel y el Hospital que están cerrados al público en general.

Aquí esta un mapa de los puntos de interés de Culla:

Pasear por las calles de Culla es un verdadero placer, al ser un pueblo amurallado es fácil encontrarse restos de la vieja muralla y de alguna puerta antigua de entrada 



En esta imagen nos podemos hacer una idea como era la ciudad.



Cerca de la oficina de Turismo nos encontramos con el antiguo granero del Comendador o también conocido como "la pressó".



Es un edificio abovedado del siglo XIII y XIV, donde en Comendador de la Orden de Montesa guardaba el grano. El Comendador era el representante del Mestre de la orden, era el alcaide del castillo.

Si miramos el techo del edificio aún se pueden ver los orificios cerrados por donde se introducía el grano. Actualmente encima se encuentra el mirador del Terrat.

También en la época de la guerra carlista, fue cárcel, en sus paredes se encuentran todavía las cadenas y grilletes de los presos. Si observamos sus paredes podemos ver los grabados que hicieron estos, barcos veleros (que se cree que representan la libertad soñada), tableros de juego y otras marcas de difícil significado.

Nuestros pasos nos dirigen hacia la puerta de la iglesia. 


La Iglesia es del siglo XVII, se levantó sobre los restos del antiguo templo del siglo XIV. Es la Iglesia parroquial del El Salvador. La preside un retablo sencillo que si te fijas bien conserva restos del antiguo retablo. En el centro se encuentra la imagen del Salvador, que junto al león de piedra que está bajo el altar aparecieron en un almacén en la sacristía en 1976 y pertenecían al antiguo templo.



Si damos una vuelta por la parroquia podemos encontrar un tríptico del siglo XVI, curioso, donde se puede ver una de las pocas obras donde la Virgen María amamanta a su Hijo.

También hay que destacar la pila bautismal de estilo gótico que perteneció al antiguo templo


Al salir de la iglesia, la guía nos señala los pendones de Culla, impresionantes estandartes de la religiosidad de la ciudad.


Con estos pendones los peregrinos salen desde esta Iglesia a pie y se dirigen hasta la Ermita de San Juan de Peñagolosa. Esta tradición es de origen medieval y su objetivo era implorar lluvias, buenas cosechas, paz y salud para los peregrinos. Actualmente está declarado como Bien de Interés Cultural.

Antes de continuar nuestro camino bien merece dirigir nuestra mirada a las campanas que preside la torre de la iglesia. Hay que destacar la campana Grossa, que es gótica y tiene una inscripción donde se combina el griego, el latín y el valenciano (desde la calle no se puede ver, pero hay documentación que lo demuestra), hace pocos años fue declarada Bien de Interés Cultural. Tiene un diámetro de unos 80 cm y pesa 436 kg. Los culleros se sienten orgullosos de su campana.


Al salir de la iglesia nos encontramos con una piedra circular de granito con un agujero para poner un palo, la guía nos cuenta que es la picota, donde en la Edad Media ataban a los reos, con delitos menores, para que todos los ciudadanos supieran lo que habían hecho.


A pocos metros de la iglesia, nos encontramos con el carrer Pla, de las pocas calles que no hay subida. Era la vía principal en la Edad Media y por aquí debían pasar todos los comerciantes que se dirigían al mercado, y en este edificio pagaban los impuestos.

En esta calle se pueden ver ventanas con marcos azules, con el objetivo de ahuyentar los malos espíritus y las ánimas errantes.
Si seguimos andando nos encontraremos una pequeña plaza con un banco de piedra frente una vivienda con tejas coloridas, bien vale una parada. Es la plaza del Pardal.

Estas tejas se conocen con el nombre del socarrat. Y la casa se llama casa del Delme, porque en la Edad Media los campesinos tenían que venir aquí a pagar los impuestos, que consistían en una decima parte de la cosecha, el diezmo. 
Después de pasear por sus calles nos dirigimos al Hospital, esta es parte de su puerta.


El origen del edificio es del siglo XVII, aunque se rehabilitó en 1993. No fue un hospital propiamente dicho sino que tuvo varias funciones, por un lado fue albergue para pobres y el vivían mujeres necesitadas (huérfanas o viudas) hasta que podían valerse por si mismas. También fue usado como hospital.
En la actualidad es utilizado como sala de exposiciones, podemos ver una vitrina con armas de la guerra carlistas, la recreación de un aula del siglo pasado y unos caballos adornados de forma artesanal



Para finalizar la visita guiada nos dirigimos hacia el castillo templario que domina la cima de este pueblo de la provincia de Castellón.



El origen del castillo,se remonta a los siglos XI-XII y es de origen musulmán. La planta inicial era irregular adaptándose al terreno, contaba con tres murallas, algunos de sus lienzos se pueden observar en la actualidad. Este castillo era muy estratégico para la expansión aragonesa y en 1303 la orden del Temple lo compró a Guillermo III de Anglesola. Fue la última compra de la orden, porque poco tiempo después fue abolida.
A comienzos del siglo XIV (1312) la era de los templarios llega a su fin, debido a que el rey de Francia Felipe IV, apoyado por el papa Clemente V, que vivía en territorio francés (Avignon), decidió ir contra la orden de los templarios persiguiendo y matando a los miembros de esta orden, debido a que para el eran enemigos a los que debía mucho dinero y los quería eliminar.
Francia fue el país que más se esforzó por eliminar a los templarios, pero los demás reinos no podían ignorar la bula papal de finales de 1307, así que fueron perseguidos en toda la cristiandad. Jaime II que por entonces era el rey de Aragón también persiguió a la orden, tomando el castillo de Culla y dándoselo a la Orden de Montesa.
Recreación del castillo de Culla

En el archivo municipal se conservan los documentos originales de la compra-venta, donde firman Guillermo de Anglesola como propietario y Anarld de Banyuls en nombre del gran Mestre de la orden. La orden pagó mucho dinero por este enclave, las razones por la que compraron los templarios el castillo son diversas unos afirman que fue por su ubicación ya que era un punto estratégico de la corona de Aragón. Hay una leyenda que considera que Culla pertenecía a un lugar mágico dentro de la cartografía de los templarios. Como en todos los enclaves templarías el esoterismo y las leyendas envuelven el lugar. En el punto más alto del castillo, actualmente se encuentra una escultura recordando a esta época de esplendor.

Durante la primera guerra carlista el castillo es tomado por el general Cabrera, hasta que fue reconquistado por los liberales en 1840. Poco después se firmó la paz, pero en 1842 el general Espartero decidió dinamitar el castillo para evitar que volviera a ser un refugio de rebeldes. A partir de ese momento el castillo quedó en ruinas y muchas de sus piedras pasaron a formar parte de las casas del pueblo
Subir hasta la torre del castillo a más de 1.100 metros de altura y contemplar todas las sierras, colinas y campos que se ven a su alrededor estremece, es un momento único, entiendes porque Culla fue un lugar privilegiado en la historia medieval.

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